jueves, 5 de febrero de 2015

Tonio




Pienso en la metamorfosis del amor, pienso que es una metamorfosis al revés, comienza como una bella mariposa, con enormes alas, deslumbrantes colores, vuela alto. Vive poco. 

Si supo sobrevivir lo suficiente construye un capullo, anida y al tiempo nace un gusano baboso, pegajoso, lento. La percepción que otros y él mismo tienen sobre sí, es diferente a la de la deslumbrante mariposa.

 El gusano no necesariamente es malo, vive más tiempo, anda arraigado al piso, cuida bien el nido que tanto le costó construir, claro que la mariposa es más atractiva y vibrante, hasta parece que respirara con mayor intensidad. Sabemos de entrada que tiene una vida corta, el enamoramiento dura poco, es maravilloso atravesarlo y creo que funda las bases para que el gusano se sostenga,  para que el gusano resulte siendo la realidad más hermosa.

Nos conocimos en una fiesta, casi no voy ese día, casi no lo conozco.
Nos echamos una mirada furtiva y al segundo, ya estábamos conversando en un rincón. Supe en ese momento que podía confiar en él. 

Después de esa noche no nos vimos por un tiempo, yo necesitaba reacomodar mis sentimientos luego de terminar otra relación.

Llamaba a mi casa solo para leerme cosas lindas por teléfono, me esperó y un día nos volvimos a ver. 

El plan era cenar en su casa y después ver Ciudad de Dios, en el cine. 
Alquilamos esa peli varios años después, esa noche no salimos.

La primera vez que fuimos al cine fui yo quien propuso la película, “El gran pez”, hasta hoy es una de mis favoritas, no puedo explicar cómo disfruté verla, tan sumergida estaba en la bella historia que no me di cuenta que él bufaba sin parar, resoplaba, se movía en la butaca. Al salir de cine sentenció:

- “nunca más veo una película sin antes leer las críticas”

En ese momento pensé que no compartíamos los gustos esenciales, que además era un egoísta, un pedante, cómo era posible que no le gustara esa hermosa historia? 

Con el tiempo entendí que es imposible para un tipo tan concreto en su forma de pensar, prestarse al juego de la ficción y de la misma manera para una mina tan necesitada de historias fantásticas es imposible vivir sumergida en la realidad constantemente.

Hoy aprendimos a respetar las diferencias, no, no hacemos una vez cada uno, no nos hace falta que el otro sacrifique su tiempo en pos del disfrute del otro, uno puede estar leyendo mientras el otro ve una serie, así bajo las mismas sábanas, cerca, pero cada uno en la suya. 

Individualidad de la buena.

Pasó el tiempo y un día le dije de vivir juntos.

Cada uno tenía su casa, a una distancia de 45 minutos uno del otro, yo pasaba varios días seguidos en la suya.
Una semana después estaba en un flete con toda mi casa embalada, rumbo a la nueva aventura. 

Él viajaba atrás. Quizás fue eso, viajar en la caja del camión, tal vez fue ver la cantidad enorme de paquetes, paquetitos, libros, muebles, muchos muebles, o acaso el motivo habrá sido, el hecho de dejarse llevar por una impetuosa mujer y tomar una decisión tan importante, sin dar las mil vueltas que suele dar antes de definir sus pasos.
Lo cierto es que una vez aterrizados y luego de bajar todas mis pertenencias, su cuerpo le avisó sobre tu estado de ánimo de la manera más literal, salió del baño con el semblante algo verde y se fue a acostar.

Al año venía en camino Borja, otra aventura.

Ya nos habíamos sobrepuesto a las diferencias de los primeros pasos de una convivencia, en ese momento las pensábamos enormes, no imaginábamos lo que significa criar a un hijo y el enorme esfuerzo que requiere ponerse de acuerdo en ello.

Todavía estaba embarazada cuando lo escuché decir que él no quería que su hijo relacionara marcas con productos, el niño nombró jugo negro a la Coca Cola hasta que algún compañero del jardín le escupió:

-qué te pasa papafrita, se llama Coca!!

Afrontamos una separación, supimos dar marcha atrás y volver a apostar. 

Llegó Carmen a nuestra vida y la hizo más hermosa.

Él todavía no dijo nada del jugo negro ni de las Barbies, ni tampoco admitió que yo tenía razón en que iba a estar bueno darle un hermano o hermana a Borja, ni siquiera, cuando aquella vez volviendo del parque los cuatro, nuestro hijo dijo como al pasar: 

-gracias por darme una hermanita.

En la lista de pros y contras la columna de la izquierda es siempre más larga; es un gran, enorme padre, como todo lo que hace, se lo toma en serio, da lo mejor de sí y es tremendamente consecuente entre lo que dice y hace.

De las cosas que no sabría cómo catalogar está su frase:

-Que el tiempo lo repare.

Me da bronca reconocerlo, siempre le sale bien, el termotanque estuvo un tiempo largo pinchado, le puso un tupper abajo y dijo: 

-Ya se va a solucionar solo.

Yo soñaba con que el termo se reventaba y caía agua por todo el dpto, que iba a ser algo terrible y que seguro iba a suceder cuando estuviera sola. 

Un día, tal como él predijo, dejó de perder agua.


Como éste hay mil ejemplos, las cosas se arreglan solas si uno sabe darles tiempo y él es un experto en mantener su ansiedad a raya y yo soy una tremenda ansiosa.

Como pareja es poco cariñoso verbalmente hablando, iría en la columna de la derecha, pero manifiesta lo que siente con hechos. Si bien pienso que alguna palabrita linda no estaría de más alguna vez, su forma de decir que me quiere es prepararme el desayuno, dejando que duerma 10 minutos más y la verdad, yo también prefiero eso.

En su mundo profesional es un hombre humilde con sus logros, se compromete y da todo cuando creé que así lo merece el asunto. 

Tiene las convicciones tan bien puestas, las ideas tan claras, su presencia se nota y su palabra es valorada en todos los ámbitos donde le interesa que así sea. 
Ojo que no lo dice una mujer en estadío mariposa, ya soy toda gusano, lo dice la mujer que conoce a fondo su integridad, que también la padece, que también querría que alguna vez fuera un poco contradictorio para verlo más humano y no tan maquinal.

En la columna de la derecha pondría que le falta humor, que le falta reír, le falta la faceta tonta de la vida, le falta dejar de ser tan racional y permitirse el doble sentido, necesita aprender a reírse con Borat, o Seinfield, nunca vio y me arriesgo a decir que no sabe qué es “Friends”. 

Solo se ríe con Capusotto.

Agregaría que es el hombre más austero que conocí, aplicado a todos los aspectos de su existencia.

A veces me encantaría que gaste de más, que derroche algo, que necesite alguna ropa, que se tiente con algún objeto, que coma una Tita entera!!! 

Sí, es capaz de cortarla por la mitad así tiene para el día siguiente. 

Iría en la columna de contras si no fuera porque a la vez es el hombre más generoso con el resto del mundo, con sus compañeros de trabajo, de militancia, conmigo siempre, lo económico en su vivir se acota a su propia vida, con la gente que quiere se brinda sin reparos.

Su temperamento no sé en qué columna ponerlo. 

Cuando discutimos, para mi es el fin, se acaba el amor, se acaba la convivencia, me enojo tremendamente, lloro, amago con hacer el bolso, me duele el cuerpo, soy todo dramatismo, quiero romper platos, azotar puertas, mientras tanto del otro lado de la tormenta está calmo, me mira sereno, habla tranquilo, me convence diciendo que somos una de las parejas que mejor se llevan según su criterio,  intenta racionalizar la situación, se mantiene inmune, claro que si estuviésemos los dos en el mismo lado de la tormenta sería tremendo, claro que está bueno que uno mantenga la calma en esas circunstancias, pero a veces, por un ratito aunque sea, me encantaría que se vuelva un poco loco, que pueda ser irracional.

Un apartado especial merece su manía por la no moda, qué digo moda, por el: "me importan un bledo las convenciones y criterios sobre la vestimenta".

Su madre se angustia y siempre repite que lo crió impecable, yo pienso que el pobre no pudo revelarse en la juventud y lo hace ahora en la madurez.
Camisa cuadrillé va perfecto con saco a rayas, sandalias con medias, sí, bermudas y sandalias con medias es su básico de media estación, a veces mejora el atuendo usando medias de distinto par. 

Ha querido llevarse las pantuflas al trabajo; "las uso mientras estoy en la compu y después las guardo en el cajón de mi escritorio," decía.

Tiene la campera de su viaje de egresado a Bariloche, 23 años hace de eso. La pobre está percudida, es horrenda, pero él dice que está impecable, hace poco la enganchó con la bicicleta y se le abrió un siete, genial pensé, ahora al fin se comprará una nueva, no, sigue usándola con ese pedazo colgando.
Su mamá me ha llegado a decir que no lo quiero bien por no tirarle a la basura cierta ropa, otro día hablamos de micromachismos, a mí un poco de ternura me da que tenga ese rasgo infantil, esa rebeldía a destiempo.

Hay una cantidad infinita de cosas que resolvemos distinto, guardo las sobras en la heladera directamente en la cacerola, él las pone en un tupper, me saco la ropa y la revoleo desde la cama hasta la silla que está a los pies, él dobla la suya y la coloca sobre mi pila, él cruza la calle cuando no vienen autos, yo espero que el semáforo esté en rojo, cambiaría los muebles de lugar todos los días, él podría vivir para siempre con todo en el mismo lugar, él es de los que se especializan en un solo tema, yo soy la de las mil curiosidades, la que hace 700 cursos.

 Somos insoportablemente distintos. A veces es divertido, otras insufrible.

Es un gran tipo, difícil, complicado, taurino, amante de las siestas y el queso parmesano, del asado y el vino tinto, arroz con leche su postre favorito.
Necesita poco, dice que él disfruta, que le creamos que es feliz, que se considera un “amargo”, pero no le parece algo negativo, que las palabras le parecen innecesarias que son los actos los que valen, es predecible, por mala le digo que curte la onda “Mostaneza”, se acuerdan esa publicidad que decía “para qué, si así estamos bárbaro”? Con él vivi los años más estables de mi vida, nunca me habían querido con tanta seguridad.

Estamos en el estadio gusano, anidamos, nos conocemos, sabemos las mañas y manías de cada uno, no hay intensidad, casi no queda.

Se podría decir que somos una pareja sin sorpresas, sin sobresaltos. 

Quedan resabios de la mariposa que fuimos, cada noche cuando escucho la llave girar en la cerradura se me infla el pecho, mi corazón se acelera, me  alegra que vuelva al nido a gusanear. 

4 comentarios:

  1. Es TAN hermoso esto que escribiste, hay tanto amor en cada palabra, que me dieron ganas de llorar. Espero sinceramente que él lo haya leído ♥
    PD: pensé que era la única que se acordaba de la publicidad de la Mostaneza, describí mentalmente a mucha gente con ese estereotipo. Beso enorme

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. está lleno de gente Mostaneza!!!
      Algún día se lo voy a dar para leer, me da cosa que lo lea, qué tonta jajajja.
      Te mando otro abrazo!!!

      Eliminar
  2. me gusta mucho la claridad con la que escribís, tengo una nena de año y 5 meses de virgo, y a veces cuando idealizo cual va a ser su semblante, me la imagino más parecido al que describís de Tonio que al tuyo, por el hecho de haber escuchados siempre que son personas más frías, que demuestras sus sentimientos a través de hechos, me alegra saber que también pueda llegar a tener tu lado sensible. Yo tiro más para tu lado, no tuve una infancia tan dura, pero aveces siento que me falto un poco más de cariño, cosa que no quiero de ninguna manera repetir con mi hija. Gracias por despertar tantas sensaciones distintas con tu lectura!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si tu nena es una virgo como yo, seguro te va molestar más su costado estructurado, amante del orden y exagerado jajjajja que su falta de demostraciones afectivas. Somos cariñosas!!! Me pasa lo mismo que a vos con mis hijos, tuve a mis abuelas que fueron la referencia del amor en mi infancia, ojalá vos también hayas tenido alguna figura de amor en la tuya, pero aun así no quiero que vivan ni un cuarto de lo que sentí a su edad, a veces tengo miedo de pasarme para el otro extremo y ser un poco sobreprotectora. Gracias a vos por escribirme para contarme como te sentiste al leerme.
      Un beso enorme

      Eliminar